Oid hermanos, pues el tema que hoy vengo a tratar, no es un tema moral. No se trata sobre si mantener o no la virginidad, pues sobre moral no podria yo hablarles. Si sobre la naturaleza humana.
Es asi, que mis largos estudios me han llevado a considerar a la virginidad, y la pérdida de ésta no como un momento, una pequeña fracción de tiempo, sublime para unos, traumático para otros; sino como un proceso, un largo acontecer sobre esta vida. No asi les hablaré sobre la virginidad femenina y su pérdida, la que considero que va más allá de el simple quebrantamiento de una membrana, del acto fisiológico consecuencia del coito.
No hermanos, es del proceso de la pérdida de la virginidad masculina sobre el que les hablaré, y sobre el que me pronuncio nuevamente, que no es un momento, un pequeño espacio temporal, un acontecimiento puramente fisiológico. Leedme atentamente...
Tres transformaciones son las que debe sobrellevar el espirítu del hombre para la pérdida de inocencia, castidad, pureza, candidez. Es asi, que el niño deberá de crecer y deberá explorar su mundo, y su mundo comienza por su cuerpo. Para que el niño deje de ser un niño, deberá jugar con su pene, y en su primer orgasmo, en su primera eyacuación, en su primera paja, se inicia su transformación. El niño deja de ser niño y ha descubierto para que sirve aquello que tiene entre las piernas, es ahora un hombre...y un pajero.
Es asi, que el niño ahora hombre, descubre que las mujeres tienen una agujero en donde encaja aquel objeto de su afecto. Y lo usarán, y creerán que han perdido su "virginidad" cuando se acuesten con la ramera que el padre les pagó, la vecina mayor que los sedujo, la amiguita que descubrió con ellos el fruto prohibido. Y lo volverá a repetir más veces, pero mantenganse atentos, pues no es aqui donde sucederá la segunda transformación. No hermanos mios, porque escuchar un si, no es el camino a la transformacion, ni siquiera oir un no.
El hombre sufrirá su transformación de una manera mágica, como un encantamiento, bajo el influjo de unas palabras que surtirán en él un efecto metamorfósico. Su mundo cambia, y él cambia en su mundo, cuando el sortilegio dice: "¡Puta madre! Estoy embarazada. ¿que hacemos?"
El hombre deja de ser hombre, y sufre su segunda transformación, es ahora padre. Y ha descubierto otro uso, para aquello que tiene entre las piernas.
Y es asi hermanos, mios que el padre cumplirá su función, y lo que antes era mundo sin explorar será conocido, y conocido, y archiconocido. El padre, grande en su orgullo y crecido en su soberbia, cree conocer todo, cree saberlo todo y cree poderlo todo. Pero es asi que, luego de unos años, una nueva frase cargada de magia logra el despertar, una tercera y última transformación.
"Yo quiero" -dice la mente; "No puedo" -responde el cuerpo. Y bajo el ultimo encantamiento que dice: "¿A que hora se te va a parar esa huevada?" El padre logra su última transformación. Creía conocerlo todo, y saberlo todo, pero ha descubierto algo más: Para que no servirá aquello que tiene entre las piernas.
Y es así que el niño se transformó en hombre, el hombre en padre y ahora el padre, como la oruga salida de su crisalida, ha sufrido su ultima transformación en: "Viejo chocho inútil que no se le para" (lease: su pistola no tiene balas, su impresora se quedó sin tinta)
¡Así es hermanos mios! El hombre ha recorrido un largo camino, un largo proceso, para la pérdida de su virginidad, le ha tomado una vida, pero ahora es libre. Libre de aquello que lo dominaba, libre de aquello que tiene entre las piernas. Ha conquistado su mundo.
Es asi, que mis largos estudios me han llevado a considerar a la virginidad, y la pérdida de ésta no como un momento, una pequeña fracción de tiempo, sublime para unos, traumático para otros; sino como un proceso, un largo acontecer sobre esta vida. No asi les hablaré sobre la virginidad femenina y su pérdida, la que considero que va más allá de el simple quebrantamiento de una membrana, del acto fisiológico consecuencia del coito.
No hermanos, es del proceso de la pérdida de la virginidad masculina sobre el que les hablaré, y sobre el que me pronuncio nuevamente, que no es un momento, un pequeño espacio temporal, un acontecimiento puramente fisiológico. Leedme atentamente...
Tres transformaciones son las que debe sobrellevar el espirítu del hombre para la pérdida de inocencia, castidad, pureza, candidez. Es asi, que el niño deberá de crecer y deberá explorar su mundo, y su mundo comienza por su cuerpo. Para que el niño deje de ser un niño, deberá jugar con su pene, y en su primer orgasmo, en su primera eyacuación, en su primera paja, se inicia su transformación. El niño deja de ser niño y ha descubierto para que sirve aquello que tiene entre las piernas, es ahora un hombre...y un pajero.
Es asi, que el niño ahora hombre, descubre que las mujeres tienen una agujero en donde encaja aquel objeto de su afecto. Y lo usarán, y creerán que han perdido su "virginidad" cuando se acuesten con la ramera que el padre les pagó, la vecina mayor que los sedujo, la amiguita que descubrió con ellos el fruto prohibido. Y lo volverá a repetir más veces, pero mantenganse atentos, pues no es aqui donde sucederá la segunda transformación. No hermanos mios, porque escuchar un si, no es el camino a la transformacion, ni siquiera oir un no.
El hombre sufrirá su transformación de una manera mágica, como un encantamiento, bajo el influjo de unas palabras que surtirán en él un efecto metamorfósico. Su mundo cambia, y él cambia en su mundo, cuando el sortilegio dice: "¡Puta madre! Estoy embarazada. ¿que hacemos?"
El hombre deja de ser hombre, y sufre su segunda transformación, es ahora padre. Y ha descubierto otro uso, para aquello que tiene entre las piernas.
Y es asi hermanos, mios que el padre cumplirá su función, y lo que antes era mundo sin explorar será conocido, y conocido, y archiconocido. El padre, grande en su orgullo y crecido en su soberbia, cree conocer todo, cree saberlo todo y cree poderlo todo. Pero es asi que, luego de unos años, una nueva frase cargada de magia logra el despertar, una tercera y última transformación.
"Yo quiero" -dice la mente; "No puedo" -responde el cuerpo. Y bajo el ultimo encantamiento que dice: "¿A que hora se te va a parar esa huevada?" El padre logra su última transformación. Creía conocerlo todo, y saberlo todo, pero ha descubierto algo más: Para que no servirá aquello que tiene entre las piernas.
Y es así que el niño se transformó en hombre, el hombre en padre y ahora el padre, como la oruga salida de su crisalida, ha sufrido su ultima transformación en: "Viejo chocho inútil que no se le para" (lease: su pistola no tiene balas, su impresora se quedó sin tinta)
¡Así es hermanos mios! El hombre ha recorrido un largo camino, un largo proceso, para la pérdida de su virginidad, le ha tomado una vida, pero ahora es libre. Libre de aquello que lo dominaba, libre de aquello que tiene entre las piernas. Ha conquistado su mundo.
Basado en "Las tres transformaciones del espiritu" en Asi habló Zaratustra, de F. Nietzsche.
2 comentarios:
no hay celibato en la ultima parte de la transformacion?
me has vecho ver el mundo de diferente manera.... y yo q pense que con un mediocre polvo a los 14 años era ya superman....
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