Al fin de la batalla,
y herido el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "Cuando mueras, serás un heroe"
Pero el herido ¡ay! siguió viviendo.
Se le acercaron dos repitiéronle:
"Que gran sacrifio es tu inmolación! Eres nuestro heroe!"
Pero el herido ¡ay! siguió viviendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando "¡Tienes tanto amor que das tu vida por todos!¡Grandes honores te esperan!"
Pero el herido ¡ay! siguió viviendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un grito común: "¡Honor y sacrificio!"
Pero el herido ¡ay! siguió viviendo.
Entonces, todos lo hombres de la tierra
le rodearon; les vio el herido triste, emocionado;
tendióse lentamente,
abrazo al primer hombre; se dejó morir...
1 comentario:
Vallejo junto a ti es una zapatilla. Y mi tío Jorge Arbusto, ni te digo.
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